EL PRIMER BESO

 

Salen hoy de un rincón de mi memoria
los más dulces recuerdos, los más tiernos;
no marcaron mi vida ni mi historia,
pero son imborrables por eternos.
Dos luceros de miel y caramelo
que al mirar invitaban a querernos:
dos trenzas rubias de sedoso pelo;
sus manos prisioneras de mis dedos;
cálida piel de seda y terciopelo;
voz melodiosa que en acentos quedos
susurraba futuros impensados;
sueños de juventud, libres de miedos;
pero sueños felices y dorados;
sueños también de risas infantiles…
Eran sueños de dos enamorados.
Limpio ardor en los juegos juveniles,
-una tierna caricia era un exceso-
memoria de tormentas varoniles
en que nació feliz el primer beso.

 

Jesús (Madrigal)

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