Hoy, en la despedida de alguien que se fue ayer, una amiga procedió al final de la ceremonia a leer un cuento que , según dijo, indicaba claramente la manera de ser de quien se había ido. Este cuento es conocido, y lo resumo así : “Un hombre andaba por el mundo buscando, sin saber lo que buscaba, ni lo que quería encontrar , y a él nos referiremos por ello cómo , el buscador. El buscador, sabía que algo debía encontrar para darle un sentido a su vida, y aunque temía encontrarlo, también lo ansiaba . Llegó en una ocasión a un pueblo , pequeño, rodeado por ligeras laderas llenas de flores, que culminaban en una pequeña colina , y hacia allí se dirigió; el lugar le atrajo por toda la belleza que mostraba, y le llamó la atención el que hubiera unas portezuelas casi en la cima; las atravesó y se fijó en unas piedras blancas, extendidas por todo el suelo, que se marcaban claramente sobre la verde hierba, y que estaban en toda la zona que protegía una valla, la cuál sólo tenía abierta la zona dónde estaban las puertas por las que había entrado el buscador. Este, cuándo se acercó a las piedras, vió que , en la primera de ellas, había un nombre , junto con una cantidad de años, meses y dias; más adelante, encontró otra con las mismas características, y otra y otra más; confundido, comprendió que había entrado a un cementerio , que había visto simples piedras sin darse cuenta de que eran lápidas ; y entonces, le entró un gran dolor; todas tenían una cantidad de años que no superaba en ningún caso los once, ante lo cuál se sintió destrozado; todo eran tumbas de niños, y el mayor no tenía más de once años; derrotado por tan gran pesar cómo sintió en ese momento, se sentó en la hierba , cerca de una de ellas. Entraba en ese momento un vecino del pueblo que se dirigió hacía él , al verle en tan mal estado y al preguntarle , el buscador, llorando le contestó : qué clase de maldición hay en este pueblo, para que haya tanto niño aquí enterrado; qué ha podido ocurrir aquí, para que este cementerio sólo tenga niños. A estas terribles palabras, el vecino del pueblo, suspiró profundamente y le explicó : no temas, no hay ningún tipo de maldición, no es lo que estás pensando lo que ocurre en nuestro pueblo. Te contaré nuestra costumbre y así entenderás: cuándo nuestros niños cumplen 15 años, los padres les damos una libreta que, siempre llevarán consigo hasta el final de sus dias. En ella, cuándo tengan un rato de felicidad, anotarán el hecho que lo originó, y, el tiempo que duró esa sensación. Así, cuándo uno de nosotros mueren, anotamos junto a su nombre , todo el tiempo durante el cuál han disfrutado en la vida, han sido felices, y por ello lo has visto de forma tan precisa inscrito junto a su nombre .