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EL BORRICO Y LA PRINCESA

Hay a veces

que un escrito

te eleva hasta el infinito

y te posa en las nubes

y otras veces

pasa a ser

la mayor tontería

que uno osaría

a contar sin ser perito.

Pero cuando uno escribe

quiere decir al oído

cosas que se le ocurren

con palabras,

sin tapujos,

dejando que un embrujo

aparezca y ya está.

Sobretodo cuando son

las horas intespectivas

esas que nos animan

a decir lo inaudito.

Qué sería de la noche

y qué de los amoríos

si no hubiera un poema

que dijera

TE QUIERO

aunque tu fueras la princesa

y yo el borrico.

COMUNERO