Huele el Adviento a esperanza
huele a camino y presteza
huele a humildad y pobreza
huele a reforna y mudanza.
Huele a gozo con templanza,
huele a entrega con verdad,
huele a generosidad,
huele a perdón redentor,
huele sobre todo a amor…
Porque huele a Navidad.
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Viene el Señor. Ya a la puerta
está llamando su amor.
Despertemos del sopor,
y mantengamos la alerta.
Dejemos la puerta abierta
y que pase libremente;
llega en figura doliente,
desnudo, pobre y sin techo;
dale cobijo en tu pecho
y amor con que se caliente.
*******
Que llegue el amor, que llegue;
que alumbre una nueva era
y que sin otra barrera,
de amor el mundo se anegue.
Que por ese mar navegue
con decisión y vigor
la barca del pescador,
y que sea su singladura
plena de paz y ventura
siempre con viento a favor.
Este artículo fue publicado por Madrigal el 3 diciembre, 2015 a las 19:04, y está archivado en Tú también cuentas. Sigue las respuestas a esta entrada a través de RSS 2.0. Puedes ir hasta abajo y dejar una respuesta. No se permiten pings.