Relato erótico: “Llegastes”
Aquella noche llegue a casa muy cansado del trabajo.
Había sido uno de esos días en que no tuve ni tiempo a respirar. Estaba exhausto.
Lo único que deseaba era tomar una ducha y luego ir a la cama.
Entre al cuarto de baño y mientras me quitaba la ropa tuve la sensación de ser observado. Mire hacia la puerta y pensé que solo era mi imaginación.
Me puse bajo el chorro de agua tibia y cuando estaba comenzando a relajarme, oí entrar a alguien. Al voltear mi mirada la encontré a ella ahí parada como un ángel apacible mirándome.
La emoción más feliz me invadió al ver a Sylvie. No lo podía creer, que sorpresa mas inesperada.
- Mi amor!… Llegaste! – le dije
- Shhhhhhhhh ! Puso su dedo sobre la boca haciéndome la señal de silencio.
- Los chicos duermen!-
- Acaso no adoras las sorpresas mi querido? – me dijo
Ella se veía tan sensual así, con su cuerpo desnudo cubierto tan solo por una camisa blanca transparente. El cabello recogido con una rosa roja puesta en ellos como símbolo de nuestro amor.
Sus ojos brillaban de alegría y destellaban esa picardía que ella tiene al mirarme.
Sonreía y mojaba sus labios con la punta de su lengua para mandarme de esos besos traviesos que se escapan y nos gustan.
Se acerco para abrazarme fuertemente y sus labios que son los más tiernos que he sentido posar en los míos sellaron mi boca. Su figura ardiente se pego a mi pecho y así con el agua corriendo por nuestros cuerpos sentí como sus pezones se erectaron al contacto con mi piel deseando fundirme con ella.
Deslizo sus manos por mi espalda hasta tomar mis gluteos. Mi boca estaba desesperada por sentirla…por besarla toda…por hundirme en la intimidad de sus piernas y descubir sus ardientes deseos.
- Estoy aquí… lo ves! – me dijo
- y ahora…voy hacer lo que tenía ganas!
- Adivina? – y volvió a reír.
Agarro la esponja y comenzó a enjabonarme, empezando por los hombros con esa suavidad que emana, pasando por mi torso y así continuar sin quitar su mirada de mis ojos…sabía que estaba haciendo lo que yo deseaba, tenerla así, toda solo para mi.
Siguió bajando para detenerse en mi miembro y empuñarlo entre sus delicadas manos, haciendo juegos con la espuma en el y en mis testículos, estaba completamente erecto.
- Me gusta! – me dijo y se arrodillo para comenzar a lamer con suavidad la punta del glande, luego con el borde de los labios lo apretó y con la lengua empezó a zigzaguear de arriba hacia abajo hasta meterlo del todo en su boca, se lo devoraba con tanto placer, con tanto amor chupaba mis bolas que no podía dejar de mirarla y ver correr el agua por su dulce rostro… se veía tan hermosa así con su cuerpo húmedo y su piel aterciopelada.
Mis dedos se enredaron en sus cabellos y no podía dejar de acariciarla. Hice que se recostara en el piso y la bese… me detuve en sus senos chupándolos hasta sentir como sus pezones crecían y se endurecían en mi boca.
La deseaba tanto… baje por su vientre que se ahueco ante mis insistentes besos… y mi lengua se
hundió en su intimidad recorriendo cada rincón de su apetecible vulva, para llenarla de caricias y sentir entre mis labios como su clítoris crecía como la perla más preciosa.
Mis dedos humedecidos la penetraron doblemente y eso le encantaba. Verle así jadeando y diciéndome que le gustaba, me excitaba aun más. Continue hasta sentir como mi boca se llenaba de su vertiente de dulces mieles. Me levante y la tome entre mis brazos… la alcé tomándola por los muslos para que rodee mi cintura con sus piernas y así la penetre de un solo golpe… lo deseábamos tanto.
Apoye su espalda contra la pared para hacer que nuestros movimientos se sincronizaran en un entrar y salir de su vagina a tal punto que éramos uno solo. La lluvia de agua caía por nuestras cabezas sin poder ahogar nuestros gemidos intensos, su boca busco la mía para unirnos en sabrosos besos apasionados.
- mmmmm si amor cojéeme así amor ! -
Yo continué empujando tan fuerte solo para escucharla acelerar sus gemidos hasta el momento en que sentí como sus músculos se contraían aprisionando mi pene y su cuerpo me anunciaba que su orgasmo estaba desencadenando el mió. Hasta la última estocada la llene con mi semen y sus uñas se clavaron en mi espalda.
Volvimos a besarnos y la abracé con mas fuerza. Sus ojos café me miraron con ese brillo complaciente de sentirse satisfecha y su dulce voz decirme que me amaba.