La libertad como capricho
Lo más llamativo, lo verdaderamente desolador cuando se observa los modos y comportamientos de la Masa -en el contemporáneo clima de anomalía moral y degradación cultural de nuestra liberada sociedad- es su manifestación autista y autocomplaciente. La mercantilización hasta de la vida privada, la desaparición de la cortesía, un materialismo obsceno. La vulgaridad estética o la idiotización social conviven con éxito entre la Masa hasta constituirse en señas de identidad tan arraigadas que han venido a sustituir a los antiguos y ya extintos valores.
Cuando se manifiesta de forma generalizada que se es libre para hacer lo que se quiera se comprueba la ligereza de la sociedad y se pone en evidencia la misérrima bajeza de su idiosincrasia. Se olvida que hoy, como siempre, hay reglas que respetar. Como las nuevas tendencias en imagen personal que se quitan el yugo de la convención en el vestuario, el habla o el diseño de los peinados e imponen su estética estridente de modas rupturistas para instalar su libérrima vulgaridad, nuestra época ha escogido un pulso nuevo y late, como si se tratara del corazón de una muchacha alocada, para poder desarrollar su funcionamiento anomalístico y caprichoso que se encapricha, a su vez, con elevar un fatuo elogio a la liberación como máscara de su verdadera naturaleza: el cinismo.
La coartada de la libertad frente a las anteriores represiones de otras épocas sirven a muchos como justificación frente a los demás, pero sus actuaciones regidas por el capricho no muestran otra cosa sino toda ausencia de un discurso ético válido y convincente. Porque no exista una entidad metafísica sancionadora no se debe deducir imperativamente el estado de laxitud ética actual y la culminación de la máxima del “Todo vale” como promesa de realización personal. Que no exista el pecado no quiere decir que no exista la falta.
Pero la falta ética no tiene castigo alguno -ni eterno, ni legal- y la Masa se ve libre de ataduras para actuar con impunidad absoluta porque su ejercicio se desarrolla en los ámbitos de lo tolerado y establecido como modelo de comportamiento y forma de vida.