TU SOMBRA DUERME

 

No quería molestar.

Y por no molestar
me fui marchando despacio.
Cerré la puerta
sin dar portazo.
Como si un viento
hubiera pasado
llevándose de mi lado
su aroma de felicidad.
Ese aroma ya no está.
Pero se sigue notando
su presencia a cada paso.
Una palabra,
una mirada,
un algo, que parece
que no se puede olvidar.

Pero ya no está.
¡Y sigue estando!
Es como cuando 
escucho un ruido
y me doy la vuelta distraído
sonriendo
creyendo que detrás
su sombra aparecerá
y entre las cortinas
difuminadas danzarinas
su silueta
se dibujará.

Se ha vuelto un fantasma.
Silenciosa, retraída.
Escondida sin decir nada
en un rincón de la casa,
en un rincón de la cama,
en el baúl 
de las sombras
adormiladas…

 

COMUNERO