Eran poco más de las 10 de la noche, estaba cansada y tenía frío… le apetecía meterse en la cama, sentir como la frialdad de las sabanas, al contacto con su cuerpo, se iban tornando cálidas y acogedoras. También tenía otro motivo… pensar en él y qué mejor sitio que esa intimidad que da la cama.

Se dirigió a su habitación, se desnudó lentamente y se metió en la cama. Encendió una vela y una barrita de incienso… apagó la luz. Dirigió la mirada hacia la ventana y se centro en la luna, se veía intensa en un cielo totalmente ennegrecido. Se acomodó entre las sábanas buscando el calor de las mismas, sus ojos se perdieron en el resplandor de la luna y dio rienda suelta a sus pensamientos más íntimos.

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