Al deseo de perfección se le ha presentado como la fórmula mágica del éxito profesional. Según se cree es este anhelo utópico la base compacta en la que el éxito en la acción deportiva, en las artes, en la labor política o en la imaginación científica brota, se desarrolla y concluye.

A todos los profesionales con carrera exitosa en las áreas mencionadas se los identifica como productores de una acción sin mácula de incertidumbre o error.

¿Son productores de una impecable acción profesional porque acaso gracias a crear su labor en este supuesto espacio de certeza y exactitud, límpida y pulcra, alcanzan nuestro reconocimiento? ¿Son productores, en fin, de esa labor digna de encomio -y al parecer inigualable- por esa pulcritud de actuación? ¿Obran todos estos profesionales sobre el deseo de exactitud, creencia máxima por excelencia, en búsqueda de una finalidad absoluta? Y, además, ¿son realmente productores de una impecable acción? Permitan que yo lo ponga en duda.

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