Peor que aún haya hombres que no se comprometan con la causa de la mujer es que algunos estén involucionando hasta sacar el ser primitivo que llevan dentro.

Se dan algunos ejemplares masculinos que solo se diferencian con los trogloditas que fuimos en que conducen un coche, se cortan el pelo y esgrimen contra sus semejantes -en vez de un hacha de piedra tallada- una tarjeta de crédito como poderosa arma: símbolo de estatus social.

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