¡¡¡VÁMONO PA LA ERA!!!

Condenao de por vida,
condenao etoy yo,
que zi no quería verte
ahora tengo que verte
que quiera o que no.

Mala zangre corre po mi vena
y una corage me zube ar corasón
cuando joigo tu nombre en la plazuela
y no me lo quito der pexo ni con jabón.

Caena perpetua e lo que ma tocao,
caena perpetua en una prizión pido yo.
Que vivo penzando en tuz ojo
y tuz ojo me perziguen como zi fuera un ladrón.

Ni a la calle zargo po no vé a naide,
ni quiero vé tampoco la lú der sol,
quiero zolamente veneno,
que me libre y me dezate
y me zalve der canguelo
de zoñar de día y noxe
con besá tu boquita,
tu zojitos,
tu sapato de tacón
tu carita de virgensita morena
y eze vaivén que tienez
cuando te pone la farda de volantez,
tu peineta,
y delante una rosa saleroza,
que te vuerve la fló más guapa y hermoza
dentre cualquié fló.

Que me ztoy vorviendo loco, xiquilla,
y no ti quiés enterá,
que mi voy a tené qui ir a la Xina
pa no vorverte a vé má.

Y te lo ejcribo
y en zerio te lo digo,
y te lo imploro de rodilla
que zeas tu mi gitanilla,
y tu tan tranquila, como zi ná.

¡¡Ayyy, zeñóo!!
Ten compazión,
y vámono pa la era ya.

COMUNERO

UN DÍA ES UN DÍA

A punto estuvimos de dar el paso

de decirnos

YO TE QUIERO,

yo te tuve entre mis brazos

y tu, me tenías en tus besos.

Todo empezó una noche,

de esas que no tienes sueño,

fue una noche con luna,

con estrellas y todo eso.

Encendí un cigarrito

sin pensar en nada más

paseaba como los gatos

por la calle en la oscuridad

y de pronto allí estabas,

nerviosa como un flan.

¿ME DAS FUEGO?

Si, por dios, faltaría más.

VAYA UNA NOCHECITA…

Ya te digo, no se puede ni respirar.

SE ESTÁ MEJOR EN LA CALLE.

Pues si, es verdad.

Nos miramos un instante.

Con los cigarros en las bocas

y no sé lo que pasó

que en tus ojos vi el fulgor

del calor de una hoguera.

Creo que respiré hondo,

y me tragué de un bocado

el humo, la nicotina y el cigarro

por querer seguir hablando

y no saber qué decir.

Tu te echaste a reír

y yo colorado como un pimiento,

tiraste el cigarro al suelo

y me cogiste del brazo.

¿ME INVITAS A TOMAR ALGO?

yo,… esto,… siiiiii

JAJAJ

Qué noche más maja,

más bonita y más chula.

Tu delante de mí

hablando y hablando

y yo pensando por dentro…

¡¡¡¡COMU, QUE MAÑANA CURRAAAAASSS!!!!

COMUNERO

MESA PARA DOS

Un día te vi.

Hablando con tus amigas en el bar.

Supuse que eras feliz

porque cada vez que yo te miraba

una sorisa salía de tu cara

y siempre te echabas a reír.

Luego volví a pasar

por el mismo bar de entonces.

Y allí estabas sentada,

sola y callada, esperando quizás

a alguien… o quizás, nada.

A mis amigos les dije

si te conocían. Ninguno se había fijado

ni si eras de aquí, nadie sabía.

Y me acerqué a preguntarte…

Hola, ¿se puede uno sentar?

Será por sillas, jaja.

¿Cómo te llamas?

¿Porqué?

Diosss, para saber con quien hablo y poderte conocer.

Y a tí qué te importa,

¿no te puedes sentar, estar callado, y mirarnos a la vez?

Si si, perdón. Ya me callo.

Y nos quedamos mirando.

Yo fijamente, ella de medio lado.

De vez en cuando algo bebíamos

y de vez en cuando,

ella resoplaba, y yo suspirando,

sin dejar de mirarla,

soñaba que la tomaba las manos

y la boca la besaba.

Que nos moríamos por decir algo,

por soltar una palabra,

por romper ese hielo

frío como el invierno

y lo convertíamos en verano.

Mis amigos se reían.

Mírales, no dicen nada.

Parecen dos maniquíes

callados como dos estatuas.

Un día, dejé de ir

a ese bar donde tu ibas.

El mismo donde tu estabas.

Y me han dicho que te sientas sola

en la mesa junto a la ventana

y que escribes en un papel

LA OTRA SILLA ESTÁ OCUPADA.

COMUNERO